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¿ES USTED LA MUJER QUE ANHELA SER?

04.06.2010 16:38

¿Qué clase de persona desea ser? ¿Quiere ser una persona feliz? ¿Ser alguien que ilumina el lugar cuando entra en él, que contagia de ánimo excelente y encanto a los que tienen la dicha de estar ahí? ¿Le gustaría ser una persona competente, alguien que consiga todo lo que se propone? ¿Alguien capaz de afrontar una crisis sin perder la calma, que sea un apoyo a quienes albergan temores y preocupaciones? ¿Qué tal ser una persona con la que todo el mundo quiera pasar el tiempo? ¿Alguien que desarrolla relaciones profundas siendo una amiga leal y solidaria? ¿Quiere ser una persona seria de la que la gente se pueda fiar, que cumpla siempre, en cuya palabra se pueda confiar? ¿Y qué tal una amante afectuosa, solícita, apasionada, siempre con la palabra adecuada a flor de labios, conocedora en todo momento de la manera perfecta de transformar cualquier situación en un interludio romántico? Piense por unos minutos en la clase de persona que le gustaría ser.

 

         Con este ideal en mente, imagínese a sí misma en el trabajo un día por la tarde. Son las cuatro y sólo faltan un par de horas para empezar dos semanas de vacaciones, esos días de fiesta para los que ha estado trabajando durante todo un año. Usted necesita el descanso que le proporcionarán esos días y espera con ilusión el momento de relajarse en el trayecto. No obstante, las dos últimas horas se están transformando rápidamente en un caos. Ha trabajado toda la semana para tener todo listo y no tener que preocuparse por su trabajo una vez que se haya ido, pero aún le quedan varias cosas por hacer. En cuanto se pone manos a la obra, suena el teléfono, alguien interrumpe en su lugar de trabajo o comienzan a ir mal las cosas ajenas a usted.

 

         Tras una llamada angustiosamente extensa, se cuelan dos personas más instalándose a su lado con preguntas que plantearle. A principio de semana, a nadie le preocupaba que usted se marchara, pero hoy todo el mundo tiene dudas y nadie recuerda nada de lo que usted ha estado repitiendo durante tantos días.

 

         Surge otra emergencia, y esta vez se trata de una cuestión delicada. Si no se ocupa de ella, las cosas irán peor. Es muy importante que el ambiente se calme —la gente depende de usted—, y además es su trabajo. Pero ¿por qué ahora que está a punto de marcharse?

 

         Y entonces recuerda que aún tiene que confirmar las reservas de pasajes, y encargar unos alimentos especiales para el viaje. La gente a la que se supone va a visitar ni siquiera sabe a qué hora usted llegará.

 

         Su cónyuge está en casa preparándolo todo. Había planeado regresar temprano para ayudarlo, pero ni siquiera va a tener tiempo para meter sus cosas en la maleta.

 

         No hay tiempo para pensar en eso ahora. Su lugar de trabajo está sumido en el caos y Elena con Rosita van a divertirse mucho con todo esto. Cada vez que se ausenta más de unos días, Renato fomenta algún problema en su departamento y se asegura de que todo el mundo se entere. Siempre hace que parezca que ha sido usted la causante de todo y desacredita su reputación y su departamento. Cuando por fin endereza las cosas, a nadie le importa la verdad; sus compañeros siguen aferrados a la impresión perdurable de que es una dejada con su trabajo.

 

         Rosita piensa que sus vacaciones son el momento perfecto para tomar las riendas de su departamento. Cambia todo lo que puede y se esfuerza a conciencia para que los cambios se consoliden lo más rápido posible. Cuando usted regresa del viaje todo el mundo se ha acostumbrado a las nuevas normas y a los nuevos procedimientos.

 

         Lo más importante que tiene que hacer es escribir el informe mensual. Su jefe cuenta con usted, ha prometido entregarlo, pero el informe supone mucho más trabajo del que había calculado. No puede quedarse a trabajar hasta más tarde porque perdería los pasajes. Pero tampoco puede dejar colgado a su jefe.

 

         En cuanto usted se decide a empezar, entra Fernanda llorando. Sabe que está apurada, pero necesita el apoyo de su mejor amiga en ese preciso momento. Nunca le ha pedido nada, pero hoy es el día. Tiene que ayudarla.

 

         No bien Fernanda comienza a contar su historia, su cónyuge, después de todo un día dejándole recados, le llama por teléfono. Hay unas cuantas cosas sin resolver y debe ayudarlo. Es más, esta llamada tiene que ver con la necesidad de esta maravillosa persona que hay en su vida, de saber que lo ama y apoya. Pero se está agotando el tiempo: dos personas más esperan en el pasillo y su preocupado jefe llama por otra línea para asegurarse de que ha terminado su informe.

 

         Con la crisis que hay fuera, con Elena y Rosita que traman la forma de desacreditarla, treinta personas que le piden ayuda, Fernanda sufriendo una crisis existencial, su esposo que le necesita y su jefe intentando conseguir ese informe que aún no ha completado —y el hecho de que todas sus vacaciones se vayan a la cresta si no hace algunas llamadas telefónicas lo más rápido posible—, ¿qué puede hacer? ¡Ya son casi las cinco y en Terminal el transporte no esperará!

 

         Y bien, en este nuevo contexto, considera otra vez el tipo de persona que le gustaría ser. ¿Quiere ser una persona competente? ¿Una persona con la que siempre puede contar una amiga en apuros? ¿Una persona cumplidora? ¿Una amante positiva, afectuosa, solícita, apasionada? ¿Qué tipo de persona será esta tarde cuando salga corriendo de su trabajo con rumbo a unas vacaciones cada vez más esquivas?

 

         Volvamos por un momento a su salida de su lugar de trabajo. Ha logrado finalizar la mayoría de las tareas, incluso entregar a duras penas a su jefe un informe no demasiado presentable. Pero la actividad es frenética y habrá algún percance. Cuando por fin toma el Metro siente que respira un poco más aliviada. Todos los problemas del trabajo quedan al menos a dos semanas de distancia.

 

         Tiene que caminar velozmente, por supuesto, porque se está haciendo tarde. El gentío en las calles es enorme, la mayoría le impide el paso, así que intenta tomar un atajo, pero la jugada no sale bien y se encuentra con una calle cerrada debiendo regresar por donde venía. Piensa en detenerse y llamar a casa, pero se da cuenta de que aún no ha telefoneado a quienes va a visitar indicándoles su horario de llegada.

 

         Después del trayecto a casa más largo del año, sin casi acabar de cerrar la reja, se abalanza hacia la puerta de entrada. Entra apurada y corriendo y encuentra al amor de su vida intentando frenéticamente meter lo que cabría en tres maletas de equipaje, en un único bolso de viaje y otro de mano. La bienvenida a casa se transforma en un intercambio veloz de gritos enfurecidos que van desde “¿Qué diablos estabas haciendo?” y “¡Vamos a perder el Bus!” a “¿Te has acordado de llamar y avisar de la hora de llegada de nuestro transporte?”.

 

         De manera que vuelves a considerar el tipo de persona que usted anhela ser. ¿Quiere ser una persona feliz? ¿Una persona competente? ¿Una persona con la que siempre puede contar una amiga en apuros? ¿Una persona cumplidora? ¿Una amante positiva, afectuosa, solícita, apasionada? ¿Qué tipo de persona le gustaría ser mientras los dos intentan hacer el trabajo de cuatro horas en los siguientes sesenta minutos?

 

 

         Probablemente, usted también habrá interpretado escenas parecidas en alguna ocasión. Llevamos vidas muy ajetreadas en una sociedad ajetreada y, así de sencillo, no tenemos tiempo para pensar en cómo sacar lo mejor de nosotros mismos.

 

         En el caso de una situación como la que acabamos de imaginar, considere de nuevo hasta qué punto se mostraría feliz y alegre. ¿Sería ese apoyo para sus compañeras de trabajo? ¿Cómo cree que se comportaría su cónyuge? ¿Acabaría con los nervios destrozados, enfurecida y tensa por la locura generalizada? ¿Dedicaría el tiempo que Fernanda necesitaba para ayudarla a superar la situación o le ofrecería simplemente unas palabras amables, superficiales y se la sacaría de encima? ¿Cumpliría su palabra y presentaría el informe o dejaría tirado a su jefe? ¿Lo haría como es debido o entregaría una “chiva” para salir del paso? ¿Sería una esposa comprensiva, paciente y cariñosa, o lo empeoraría todo perdiendo la paciencia? ¿Marcaría el tono de sus vacaciones con un poco de romanticismo o empezaría con preocupación e irritación?

 

         ¿Y cómo quedaría consigo misma cuando se diera cuenta tres días después de que no se aproximó ni de lejos a la persona que deseaba ser aquella tarde de tensión?

 

 

Buenas noticias

 

Si alguna vez ha caído en la cuenta de que no está la persona que anhela ser debido a las circunstancias en las que se encuentra, hay buenas y malas noticias para usted.

 

         Las malas noticias son que no tiene tiempo para leer estas páginas. Tiene un montón de cosas que hacer, nunca encontrará un momento de relajo, sin interrupciones, que necesita y que, de cualquier manera, tampoco le gusta leer demasiado. Además, está tan cansada que prefiere descansar frente al televisor e intentar escapar de este planeta.

 

         Las buenas noticias son que probablemente cuenta con más tiempo para usted del que imagina y aprender estas enseñanzas puede ayudarle, quizás, a disponer de más tiempo. Estas sugerencias son de lectura fácil y rápida; puede leerlo casi por completo durante el tiempo que pasa viendo una teleserie o leyendo un periódico.

 

         Una noticia aún mejor es que este aprendizaje puede ayudarle a ganar más tiempo del que nunca haya tenido… durante el resto de su vida. Dedíquele algunos minutos, como primera medida, y considere este tiempo como una inversión. Es como invertir dinero en una gran operación de negocios, obtener suculentos beneficios y emplear los intereses en reforzar sus ingresos para el resto de su vida. Sólo con emplear parte de los conocimientos de estas enseñanzas descubrirá que dispone de más tiempo para usted, tal vez más del que haya tenido antes. Incluso será capaz de disfrutarlo más. Y la mejor noticia de todas es que ya ha empezado a hacerlo.

 

 

La compensación de hacerlo realidad

 

Hace unos años me encontraba siempre a mí mismo en situaciones como la que acabo de describir. Me sentía como si no tuviera control sobre mi vida. El trabajo era una pesadilla frustrante y, pese a obtener resultados positivos que podían constatarse (ventas importantes, cumplimiento de metas con creces, satisfacción de la gerencia, etc.), me daba cuenta de que tenía problemas serios. Algunas personas intentaban sabotear mis esfuerzos, lo que hacía más difícil realizar cosas y, sencillamente, no conseguía que mis proyectos personales marcharan de la manera que yo quería. No conseguía aumento de sueldo o un ascenso. Peor aún, todo el proceso hacía que me sintiera fatal. Cada día parecía una serie inacabable de sucesos difíciles, frustrantes y desalentadores, uno después del otro. Pese a considerarme una persona fuerte, la situación comenzaba a abrumarme.

 

         Mi vida privada no iba mucho mejor. Mantenía muchas relaciones que sabía no eran convenientes para mí, sin embargo, continuaba con ellas. Todo eso tenía un precio emocional para mí, y mi dedicación al trabajo dificultaba aún más la posibilidad de cultivar amistades. Las pocas personas con las que pasaba el rato eran simples conocidos. Mis antiguos amigos se distanciaban cada vez más ya que apenas disponía de tiempo para ellos. Se puede decir que no dedicaba nada de tiempo a mi desarrollo personal, ni tenía aficiones de las que hablar, aparte de jugar un poco al tenis de vez en cuando. Pasaba los días o bien viendo televisión o descansando, pues mentalmente me sentía agotado. Mi vida espiritual en realidad era inexistente; de hecho, nunca concedía un momento de atención a ese aspecto. Mi vida parecía muy ajetreada, pero lo cierto era que no me quedaba tiempo para nada gratificante.

 

         A medida que mi vida se complicaba, mi respuesta era trabajar cada vez más duramente y esforzarme más. Me resultaba difícil terminar algún proyecto con otras personas, así que me limitaba a hacer las cosas yo solo. Pero tampoco eso funcionaba y me sentía solo y agobiado. La vida me resultaba cada vez más dura y cada vez me sentía peor. No tenía ni idea de cuál era el problema ni menos de cómo resolverlo. Me consideraba un tipo inteligente, de buen corazón, que se esforzaba mucho, pero, pese a todo, las cosas no me iban bien. No era la persona que quería ser, ni mi vida era la que quería tener.

 

         Mi salud emocional se desmoronaba y, por primera vez, mi salud física sufrió un deterioro (en ningún caso se podría comparar con lo que me ocurriría años más tarde). Aquello constituyó una llamada de atención y finalmente tuve que detenerme y reflexionar. Así que empecé a buscar respuestas en serio.

 

         En esa búsqueda, y por casualidad, encontré la Programación Neuro-Lingüística (PNL). Parecía algo fortuito, pero comprendí que no lo era. Nunca lo es. Mi deseo real de cambiar mi vida me permitió tomar lo que el mundo me ofrecía. En este caso, el mundo me ofrecía la PNL.

 

         Hoy en día mi vida es muy diferente. No es el tipo de vida llamativa de los ricos y famosos que aparecen en la televisión, pero para mí es absolutamente perfecta. Cada día me despierto, miro alrededor de mí y valoro sobre manera estar vivo y disfrutar de este regalo que he recibido de Dios. Paso la mayor parte del tiempo feliz, pleno de energía, motivado, soy alegre y agradecido con los demás. El tipo de dificultades que solía encontrar en mi antiguo trabajo se ha transformado en sentimientos de sosiego y confianza. Me he ocupado de lo que antes era una carencia en mí —el nivel de habilidades comunicativas— y lo he convertido en mi facultad más valiosa. Esta facultad me ha ayudado a cambiar todos los aspectos de mi vida.

 

         He recuperado el equilibrio. Mi salud actualmente es buena y me siento bien. He atraído a mi vida a gente maravillosa, y la calidad y profundidad de mis amistades jamás había sido tan buena. Siento una mayor coherencia espiritual que en cualquier otro momento y he incorporado esa coherencia a cada aspecto de mi experiencia vital. No tengo dinero pero soy más feliz que nunca, y esto se debe a que puedo hacer las cosas que más disfruto. Emocionalmente me siento en plenitud de recursos y positivo. En muchos aspectos sé que mi vida es mejor ahora que nunca antes y que sigue mejorando. Continúo a diario por el camino gratificante que representa ser la persona que he anhelado ser.

 

         He aprendido el proceso de transformarme a mí mismo, y en estas líneas y en mis publicaciones en Internet comparto buena parte de ese proceso transformativo con usted. Tal vez en su caso, al igual que yo, lo único que le hacía falta era saber el cómo.

 

 


Una instantánea personal

 

Fueron muchos años de ansiedad hasta que me di cuenta por fin de que las cosas no me iban demasiado bien. Cuando recuerdo el pasado, pienso que me hubiera gustado que alguien me hubiera hecho caer en la cuenta de lo que estaba ocurriendo, y me hubiese hecho saber que existía una alternativa mejor.

 

         El proceso efectivo de cambio ha sido fácil. Fue más difícil el proceso de percatarme de que deseaba cambiar, el de despertar y prestar atención a mis problemas. No disponía de una “fotografía” de mi vida, pero desde luego me hubiera ayudado. Por lo tanto, permítame que llame su atención sobre algunos aspectos de su vida para darse la oportunidad de crear su propia instantánea.

 

         Hemos preparado un set de preguntas que tal vez usted quisiera plantearse. También hemos puntuado las correspondientes respuestas. Usted puede sumar el puntaje para ver cómo se sitúa en la evaluación que sigue a las preguntas. La recomendación es que sea objetiva y no sea demasiada dura consigo misma. Tenga presente que todas y cada una de estas interrogantes se abordan en el “Entrenamiento Neuro-Asociativo”.

 

(En las siguientes ediciones dejáremos disponible el cuestionario que aludimos más arriba para su consideración. Por favor, esté atenta).

 

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¿EXISTEN INSTRUMENTOS QUE AYUDEN A LA MUJER A EQUIPARAR SUS "COMPETENCIAS"?

26.05.2010 12:23

 

        ¿Cuántas veces habremos escuchado que la "igualdad de la mujer" está a la vuelta de la esquina?

        Es probable que, en su caso personal, esto haya ocurrido más de una vez ¿verdad?  Pero, ¿qué debemos entender por "igualdad"? Las respuestas a esta interrogante, posiblemente tenga tantas respuestas como habitantes de nuestro país. Ahora bien, si intentáramos ser más específicos podríamos enfocarnos en el ámbito laboral y profesional de la mujer en Chile. Y, entonces ¿qué hace diferentes, en este escenario, a la mujer del hombre? Como no pretendo ser dogmático con mi apreciación de este tópico propondré algunas ideas para que cada cuál saque sus propias conclusiones.

  • Casi todos los seres humanos, de alguna u otra forma nos hemos formado, primero, con el ejemplo y supervisión de nuestros padres; luego por medio de las enseñanzas académicas en los períodos escolar, humanista (y algunos) universitario; posteriormente y ya egresados somos parte de la comunidad laboral que nos acoge para desarrollarnos como profesionales, técnicos u obreros, y en cada una de esas instancias hemos ido recibiendo enseñanzas que con el transcurrir del tiempo se convierten en experiencia.
  • Ahora bien, es probable que usted no se haya dado cuenta (a la mayoría le ocurre así), que durante todo ese tiempo, mientras crecíamos y nos desarrollabamos como personas fuimos recibiendo, cual más cual menos, consejos, ejemplos, sugerencias, demostraciones, etc. Todas, evidentemente, con la mejor de las intenciones de quienes nos las ofrecían. Sin embargo, algo que sucede habitualmente en este peregrinar por el camino del crecimiento humano es que estamos recibiendo constantemente, por un lado,
  1.  Creencias: de todo tipo; las que probablemente fueron transmitidas a quienes nos las transfirieron a nosotros por sus propios tutores o autoridades a modo de formación. El punto es que las "creencias" pueden ser de dos tipos: limitadoras o potenciadoras. Se ha preguntado alguna vez, ¿qué tipo de creencias alberga usted?
  2. Reglamentos: de diversas maneras, todos aprendemos de los tutores o autoridades, qué es bueno o qué malo; cuándo algo se ha de considerar negativo o positivo. Y como esas normas provienen de personas a quienes respetamos, generalmente no las ponemos en tela de juicio y las aceptamos sin reparo haciéndolas también parte de nuestra experiencia.   
  • Y, por otro lado, progesivamente vamos "construyendo" valores de vida. A propósito, ¿conoce usted cuáles son sus principales valores? Aunque le parezca extraño, la mayoría de nosotros no lo sabemos y menos conocemos cuál es el Valor que encabeza la lista que configura nuestra escala jerárquica de estas convicciones que nos fueron inculcados, en su mayoría, por nuestros padres. Familia, dinero, amor, matrimonio, etc. Todos estos son Convicciones, es decir, nuestras Creencias principales que conforman nuestra jerarquía de valores.
  • Y, ¿cómo podemos darnos cuenta cuándo nuestros valores han sido satisfechos? Sencillamente, por medio de las referencias que hemos aprendido en la carrera de convertirnos en adultos: nuestros criterios. Por ejemplo, si ante la pregunta ¿qué es más importante para usted en la vida? contestara que es el "amor", éste sería su principal valor o el más importante. Y ¿cómo se daría cuenta si ese valor ha sido satisfecho? Una manera de descubrirlo es haciéndose a sí misma algunas preguntas que tienen por finalidad, justamente, identificar los criterios. Por ejemplo, podría preguntarse: ¿Qué tendría que suceder para que experimentara amor?, o, ¿Cómo me doy cuenta si estoy recibiendo amor?, y también, ¿Cómo sabré si, verdaderamente, estoy entregando amor? Bien, las respuestas que se ofrezca a sí misma se constituyen en sus "criterios", con los cuales usted sabrá cuándo está satisfaciendo esa importante emoción, como lo es el amor; que en su caso se trataría de uno de sus principales valores de vida.

       Quizás ahora usted tenga una idea aproximada como para intentar algunas respuestas a las preguntas que encabezan estos comentarios: "¿qué hace diferentes, en este escenario, a la mujer del hombre?", y "¿qué debemos entender por "igualdad"?"...

 

      Y, si no lo logra, no se preocupe. Si hasta ahora usted se las ha arreglado sin esos conocimientos, puede continuar de igual forma. Pero, si quisiera aprender cómo se descubren los Valores propios, los Criterios con que los evaluamos y cuáles son las Creencias que hemos ido acumulando con el tiempo y si nos capacitan o nos limitan, una alternativa de aprendizaje es el "Entrenamiento Neuro-Asociativo". Mediante este  "Instrumento" las personas pueden aprender, no sólo a identificar sus "Sistemas de Creencias", también pueden aprender muchísimas otras cosas; todas que le permitirán "crecer" como persona, optimizar su convivencia con otras personas y, especialmente, aprender a conocerse a sí misma y a los demás. ¿Qué cree que significaría en su entorno laboral, conocimientos de este tipo?

 

 

Primer blog

24.05.2010 23:24

Hoy hemos lanzado nuestro nuevo blog. Sigue atento e intentaremos mantenerte informado. Puedes leer nuevos mensajes de este blog a través del feed RSS.


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